lunes, 19 de mayo de 2014

Crisis del siglo XIV

 

   Crisis del siglo XIV es la denominación historiográfica de uno de los periodos que puede considerarse como      de crisis secular o crisis general, al menos para Europa y la cuenca del mediterráneo Temporalmente abarca el  tramo final de la edad media , hasta la recuperación de la población, el dinamismo económico y el nuevo vigor    cultural que trajeron el renacimiento  y la era de los descubrimientos .

  Guerras: 
Pese a tan desolador panorama, la guerra no se detendría ni un momento, añadiéndose a los infinitos males de una sociedad en general exhausta, en donde la muerte era un espectáculo habitual, prácticamente cotidiano.
La Europa de finales de la Baja Edad Media parecía, a decir verdad, un auténtico escenario bélico, y las batallas desempeñarían su propio rol, evidentemente negativo, sobre la demografía y las mentalidades colectivas. La más célebre de este período, la Guerra de los Cien Años, estalló en 1337 entre Francia e Inglaterra debido a cuestiones dinásticas e intereses comerciales, y terminó en 1453, contribuyendo por su larguísima duración y notable crueldad a aumentar aún más si cabe la crisis demográfica y económica. En tales circunstancias, es justo que pueda parecer milagroso el nuevo resurgimiento que experimentaría Europa desde finales del siglo XV y principios del XVI, durante el llamado Renacimiento.
 Las pestes: 

Obviamente, la carestía de recursos y alimentos básicos debilitaba a una población que, en general, era víctima de la desnutrición y la malnutrición, pero se cebaba de forma especialmente notable sobre las clases humildes, las más necesitadas. La consecuencia primera de las crisis alimentarias era, casi de inmediato, la aparición y fácil propagación de toda clase de enfermedades contagiosas. De entre todas ellas, la más famosa, temida y destructiva era sin duda la peste bubónica, o negra.
Esta pandemia, causada por una bacteria (Yersinia pestis) que se transmite por la picadura de las pulgas (parásitos a la vez de las ratas, animal muy abundante en el Viejo Mundo), era ya una vieja conocida en la Europa medieval, desde la antigüedad. Sin embargo, el brote de peste de los años 1347-53, que tuvo su peor momento en el año 1348, fue especialmente mortífero y devastador. En términos generales, se puede decir que casi todas las ciudades y aldeas vieron reducidas drásticamente sus poblaciones en un tercio, y a menudo, incluso a la mitad (o menos). En los peores casos, muchos núcleos de población fueron totalmente abandonados en cuestión de días, pues sus habitantes huían a otros lugares, por miedo al contagio. Florencia vio perder de este modo aproximadamente el 80-90% de su población en un tiempo récord.
Aquella brutal pandemia parece deberse a, o tener su origen en, las tripulaciones infectadas de algunos barcos mercantes genoveses que, procedentes de varios puertos del Asia Menor -región en donde la peste era un mal endémico, desde la invasion mongola  del siglo XIII-, desembarcaron con su horripilante carga de enfermos contagiosos en varios puertos italianos (Messina, Génova, Venecia) y franceses (Marsella) en el año 1347. Desde allí, en cuestión de unos pocos meses, la peste se extendería por el resto de Europa, afectando primero a Italia y luego a Francia, para inmediatamente después alcanzar Suiza, Alemania, la Península Ibérica, Inglaterra, y por último (entre 1349 y 1350), Escandinavia.
La peste dejaría tras de sí un paisaje deprimente, cuajado de ciudades antaño populosas y florecientes, pero repentinamente vacías, moribundas. La epidemia cortó por lo sano el desarrollo económico; la expansión territorial y agrícola se frenó bruscamente, al desaparecer de la noche a la mañana la hasta entonces abundante mano de obra, miles de trabajadores que habían hecho posible el sueño del hombre europeo de conquistar nuevas tierras al bosque y la ciénaga, dominadas bajo la forma de nuevas áreas de cultivos y colonias rurales. 
  Hambrunas:
Durante la Edad Media, las hambrunas y las mortandades que estas causaban eran bastante habituales. Así durante el siglo XIV Francia sufrió cinco e Inglaterra al menos cuatro. La mayoría de gente no disponía de alimento suficiente y la vida era una lucha por sobrevivir. La esperanza de vida del pueblo llano era de unos 30 años, en el caso de la familia real inglesa esta ascendía hasta poco más de los 35, aunque la Gran Hambruna la reduciría hasta los 30.

Vale la pena aclarar que la esperanza de vida consiste en el cálculo de la media de la población al morir, así en la Edad Media la alta mortandad infantil rebajaba de manera considerable esta cifra.

Esta Gran Hambruna afectó a todo el continente europeo desde las llanuras rusas hasta el mediterráneo, aunque se cebó especialmente con Francia, Flandes e Inglaterra.

Durante el periodo de bonanza del Óptimo Climático Medieval  Europa había sufrido una explosión demográfica, que había situado su población en máximos históricos llegando al límite de población que la producción agrícola podía mantener incluso en un año normal.






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